Encandilada con su mirada y con la sonrisa que partia su cara al medio, brillaban con ardor sus ojos y no podia creer lo que estaba divizando..
¡Era real! ¡Y tenia voz! ¡Y qué linda voz!
Habia sido como poder atrapar una estrella fugaz en el cielo que andaba sin rumbo, y ahi estaban.. Solo miles de granitos de arena eran testigos de ese experimento tan homogeneo.